Hay
muchas historias de niños con enfermedades terminales. Una de ellas es la de
Dakota. No la conozco personalmente, pero he visto muchas fotos suyas, su sonrisa infantil,
su gran parecido a su madre conforme creció, su mirada casi adolescente. He
leído mucho sobre lo que ha hecho y conseguido su familia. Y he intercambiado
numerosos mensajes con su padre, Kenneth Bihn, fundador y presidente de la
“Fundación Cure Tay-Sachs”.